De
acuerdo a lo que registra el diccionario bíblico ilustrado, la enciclopedia
británica y las mismas sagradas escrituras (Gn 18.24, 19.2, 24.32 y 43.24; Jn
13.10, Lv 14.8, 15.5 y 17.15); en los tiempos de Jesús, el clima exigía
frecuentemente que esta población bañara sus cuerpos con agua fría dos veces en
el día y dos en la noche. Los egipcios, hebreos y sirios lavaban el polvo de
sus pies cada vez que entraban a una casa, los judíos adoptaron estas mismas
costumbres. Desde esta época ya se nos había instruido en cuanto a la
pulcritud.
Con
respecto a lo anterior, traigo a colación la costumbre que he tenido desde hace
mucho tiempo; no guardo mis zapatos en la zapatera o en el closet, hasta que
estén secos después de lavarles la suela con cepillo y jabón. Siempre he tenido
la convicción de no llevar a nuestros hogares la suciedad de la calle, así se
trate de la misma zapatera.
Es
desconcertante conocer a varias personas, negligentes en su aspecto personal.
La escasez económica no equivale a suciedad, abandono o dejadez. Si por
ejemplo, en el momento se cuenta únicamente con dos mudas de ropa y una cama,
no importa lo poco o lo mucho que se tenga, lo primordial es tenerlos en
óptimas condiciones de higiene. La limpieza es una virtud que debe practicarse
diariamente y en todo instante, no sólo interior –espiritualmente- sino
exteriormente también. Por ejemplo, quienes transmiten la Palabra de
Dios, es obvio que si alguien mal presentado, con ropa inadecuada y sucia, se
dirige a una persona a compartirle el evangelio o una doctrina religiosa
diferente, muy factiblemente no llegue a tener éxito, porque ni siquiera la
persona se interesaría en escucharla.
La
presentación personal adecuada para cada edad y la higiene son fundamentales en
todo ser humano.
Imagen - gifs de Google
Continuamente los canales History y Discovery Channel, presentan programas con temas alusivos al fin del mundo. Destacan también las predicciones de Nostradamus. En la época que él murió, el 2 julio 1566 a.de J.C. no era reconocido por éstas, como lo es en la actualidad. Después de 444 años, su nombre es famoso en el mundo.
Al analizar cada una de sus aparentes profecías, es evidente que las extrajo de la Biblia. Simplemente suplantó con su estilo, la esencia de los apóstoles: Mateo, Marcos y Lucas, como también a los profetas Isaías, Daniel y Zacarías; personajes únicos y extraordinarios orígenes fidedignos delegados por Dios, para transmitir este mensaje durante todos los siglos, teniendo presente que los primeros libros proféticos que narran sobre las señales del fin del mundo, se escribieron aproximadamente desde el año 500 a.de.J.C., por Daniel y Ezequiel.
Como ignoramos el día y la hora, tan sólo lo sabe nuestro Padre que está en los Cielos, debemos prepararnos segundo a segundo para obtener un cupo seguro, en el transbordador celestial de la eternidad.
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